En Gálatas 5:16 encontramos algo interesante: algunas versiones de la Biblia traducen la última frase del versículo como si fuera una prohibición, mientras que otras la traducen como si fuera una promesa.
Las siguientes versiones contienen ejemplos de la primera opción (prohibición):
Reina-Valera 1909: “Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne”
Nacar-Colunga 1949: “Os digo, pues: Andad en espíritu y no deis satisfacción a la concupiscencia de la carne”
Reina-Valera 1960: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”
Reina-Valera 1995: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”
Dios Habla Hoy 2002: “Por lo tanto, digo: Vivid según el Espíritu y no busquéis satisfacer vuestros malos deseos”
Las siguientes versiones contienen ejemplos de la segunda opción (promesa):
La Biblia de las Américas: “Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne”
Nueva Versión Internacional 1999: “Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa”
Conferencia Episcopal Española 2014: “Frente a ello, yo os digo: caminad según el Espíritu y no realizaréis los deseos de la carne”
A nivel exegético, las dos versiones nos ofrecen dos maneras de entender Gálatas 5:16. En la primera opción, nos da una orden y una prohibición: andar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne. En la segunda opción, tenemos una orden y una promesa: andar en el Espíritu, y si lo hacemos, nunca satisfaremos los deseos de la carne.
2. ¿Cuál opción es la correcta?
A veces, las diferencias entre las traducciones —y sobre todo entre la Reina-Valera y otras traducciones modernas— se pueden explicar a base de la crítica textual: detrás de las versiones puede haber dos textos distintos de los idiomas originales, y por tanto, producen dos traducciones distintas. Pero ese no es el caso aquí, porque no hay variante textual.
En griego, la frase detrás de la expresión que nos interesa es: οὐ μὴ τελέσητε. Las tres palabras forman una construcción gramatical bastante bien conocida en la literatura griega, y específicamente en los escritos del Nuevo Testamento. Consiste en dos partes, que vamos a analizar brevemente. Primero, la negación doble: οὐ μὴ. Griego tiene dos palabras para “no”, y aquí las tenemos juntas. Cuando están así, la construcción se llama una “negación enfática”, y lleva el significado de “nunca jamás” o “nunca, pero nunca”. Segundo, el verbo: τελέσητε. Está en tiempo aoristo (pasado indefinido) y modo subjuntivo (posibilidad). La construcción gramatical “negación enfática + aoristo subjuntivo” es la manera más fuerte de negar algo en griego: niega la posibilidad de que algo ocurra.
Veamos algunos otros ejemplos de esta construcción gramatical en el Nuevo Testamento:
Mateo 24:35: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”
Juan 10:28: “y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás”
Romanos 4:8: “Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado”
Hebreos 13:5: “No te desampararé, ni te dejaré”
Como se puede ver, para captar la idea de “nunca jamás”, muchas veces se traduce la construcción con el verbo futuro. Volviendo a Gálatas 5:16, está claro que la traducción correcta es: “no cumpliréis el deseo de la carne”. Es decir, lo que tenemos aquí es una promesa: si andamos en el Espíritu, no tenemos que preocuparnos de si vamos a pecar, porque tal cosa es imposible. Nunca, pero nunca lo haremos.
Todo esto está bien, pero ¿de dónde surgió la otra traducción de “no satisfagáis”? No estoy seguro, pero me imagino que viene de una lectura equivocada del verbo τελέω (“satisfacer”). A nivel morfológico, la diferencia entre el aoristo subjuntivo y el futuro indicativo es una letra. Tomando el verbo τελέω como ejemplo, es fácil ver la similitud entre las dos formas:
Quizá los traductores leyeron mal el verbo, y pensaban que era un verbo futuro, que sí se puede usar para expresar mandamientos y prohibiciones. Por ejemplo, se usa el futuro para expresar las prohibiciones de los Diez mandamientos en la LXX.
El ejemplo de Gálatas 5:16 es un caso no muy común: la mayoría de las veces los traductores de la Biblia hacen bien su trabajo. Pero a veces no. Si eres pastor o maestro de la Biblia, este ejemplo sirve como buen recordatorio para comprobar siempre las traducciones con los idiomas originales, y si no los conoces, sirve para animarte a aprenderlos cuánto antes.
Bibliografía útil:
WALLACE, D. y STEFFEN, D. Gramática griega: Sintaxis del Nuevo Testamento (Editorial Vida), p. 341.
BRUCE, F. F. Un comentario de la epístola a los gálatas (Editorial Clie), p. 331.