El desarrollo de la doctrina según los Credos y las solas de la Reforma

I. Introducción

En este artículo me gustaría enseñar brevemente el desarrollo de la doctrina según los dos Credos más importantes a la Iglesia y las cinco solas de la Reforma protestante. La intención que tengo es aclarar qué es el evangelio y cómo encajan las cinco solas del protestantismo dentro del mismo. Ya he tratado el tema desde otro enfoque en otra ocasión (pinchar aquí), pero aquí me gustaría profundizar un poco más en el tema.
 
II. Los Credos y las Solas
 
Aquí vamos a seguir el desarrollo de la doctrina según los Credos apostólico y niceno-constantinopolitano y las cinco solas de la Reforma. Empezamos con el Credo apostólico. Como he demostrado en un artículo previo (pinchar aquí), es un resumen sistemático del evangelio, y por lo tanto, referirse al evangelio es referirse al Credo apostólico y viceversa. El Credo se remonta al s. II (aunque la forma que recitamos hoy en día sólo se remonta al s. VII). En el futuro hablaré sobre el desarrollo de este credo en concreto, pero basta decir que excepto por algunas pequeñas frases (controversiales), las dos versiones son más o menos iguales.
 

II.1. Credo apostólico

Aquí lo tenemos, según los doce artículos tradicionales:
 

1. Creo en Dios el Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.

2. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor

3. que fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María,
 
4. padeció bajo Poncio Pilato, crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos
 
5. resucitó al tercer día de los muertos
 
6. ascendió a los cielos, está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso,
 
7. de allí vendrá a juzgar a vivos y muertos.
 
8. Creo en el Espíritu Santo
 
9. la santa Iglesia católica, la comunión de los santos,
 
10. el perdón de los pecados,
 
11. la resurrección de la carne,
 

12. la vida eterna. Amen.

Así era cómo los cristianos del s. II resumían de manera sistemática el evangelio. Sin embargo, en el s. IV surgió un gran debate sobre la deidad de Cristo (y también del Espíritu Santo). Aunque se podía inferir la deidad de Cristo del Credo apostólico (ej., «su único Hijo»), no había ninguna afirmación dedicada a ello. Por lo tanto, lo que hicieron los líderes de la Iglesia durante los Concilios de Nicea y de Constantinopla, fue tomar el Credo apostólico y ampliarlo en los sitios necesarios.
 

II.2. Credo niceno constantinopolitano

Cuando comparamos el Credo apostólico con el niceno-constantinopolitano, queda así (he puesto en cursiva las adiciones más importantes):
 

1. Creemos en un solo Dios, el Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible

2. y en un solo Señor, Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, consustancial con el Padre, por quien todo fue hecho;
 
3. por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó de los cielos y se encarnó por el Espíritu Santo y la virgen María, y se hizo hombre;
 
4. fue crucificado por nosotros en tiempo de Poncio Pilato y padeció y fue sepultado,
 
5. y resucitó al tercer día según las Escritura
 

6. y subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre

7. y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, de cuyo reino no tendrá fin.
 
8. Y en el Espíritu Santo, el Señor y dador de vida, que procede del Padre; que con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, que habló por los profetas.
 
9. En una Iglesia santa, católica y apostólica.
 
10. Confesamos un solo bautismo para la remisión de los pecados.
 
11. Esperamos la resurrección de los muertos
 

12. y la vida en los siglos venideros. Amen.

Es verdad que el Credo niceno-constantinopolitano hace varios cambios (ligeros) respecto al Credo apostólico, pero dónde más se notan son los artículos relacionados con la deidad de Cristo y del Espíritu Santo. Ahora la Iglesia sí tenía lo que le faltaba: un Credo universal que afirmaba claramente la plena deidad de cada miembro de la Trinidad.

Me habría gustado incorporar la siguiente etapa en el desarrollo de la doctrina: el debate sobre la humanidad de Cristo y los Credos de Caledonia y Atanasio que respondieron a ello, pero por el bien del espacio tendrá que esperar a otro momento. Basta decir que el artículo 3 —«que fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María»— fue ampliamente modificado en el s. IV para afirmar la plena deidad y humanidad de Cristo.
 
Ahora llegamos a las cinco solas de la Reforma protestante en el s. XVI. ¿Cómo encajan ellas dentro del evangelio tal como está articulado en los Credos apostólico y niceno-constantinopolitano? Antes de presentar la tabla, permítanme explicar el contexto teológico de las solas:
 

1. Sola Escritura: La autoridad final de la Iglesia es la Biblia, y no la Biblia más la Tradición y el Magisterio.

2. Sola gracia: Somos salvos solo por la gracia de Dios, y no por ningún mérito o colaboración humano.
 

3. Sola fe: Somos salvos solo por la fe, y no por fe más obras de amor y/o los sacramentos.

4. Solo Cristo: Cristo es el único mediador entre Dios y el hombre, y no la Iglesia.
 

5. Solo a la gloria de Dios: En la Iglesia solo adoramos a Dios, y no a María y los otros santos.

II.3. Las cinco solas del protestantismo
 

Ahora podemos ver cómo encajan las cinco solas en el evangelio. Confieso que es posible que haya otras maneras de encajar las solas, pero esta es la mejor manera según mi entender. Aquí tenemos el Credo niceno-constantinopolitano con las cinco solas

1. Creemos en un solo Dios, el Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible
 

2. y en un solo Señor, Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, consustancial con el Padre, por quien todo fue hecho;

3. por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó de los cielos y se encarnó por el Espíritu Santo y la virgen María, y se hizo hombre;
  • ¿Quién se acerca a quién para lograr la salvación: nosotros o Dios? Sola gracia.

4. fue crucificado por nosotros en tiempo de Poncio Pilato y padeció y fue sepultado,
 

5. y resucitó al tercer día según las Escritura

6. y subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre
  • ¿Quién es el mediador entre Dios y el hombre: Cristo o la Iglesia? Solo Cristo.

7. y de nuevo vendrá con gloriapara juzgar a vivos y muertos, de cuyo reino no tendrá fin.
 

8. Y en el Espíritu Santo, el Señor y dador de vida, que procede del Padre; que con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, que habló por los profetas.

9. En una Iglesia santa, católica y apostólica.
  • ¿Qué es la autoridad final en la Iglesia: la Biblia o algo más? Sola Escritura.

  • ¿A quién adoramos en la Iglesia: a Dios, o a otros también? Solo a la gloria de Dios.

10. Confesamos un solo bautismo parala remisión de los pecados.
  • ¿Cómo nos salva Dios: por fe o por fe más otras cosas? Sola fe.

11. Esperamos la resurrección de los muertos
 
12. y la vida en los siglos venideros. Amen.
 

III. Conclusión

Lo que he intentado demostrar en este artículo es que las afirmaciones teológicas de los ss. IV y XVI tienen su contexto en sus debates respectivos sobre ciertos aspectos del evangelio, que fue sistematizado en el s. II (si no antes) en el Credo apostólico. Veo dos aportaciones importantes a este estudio.
 

Primero, mientras que algunos protestantes afirman que las cinco solas son el “centro” del evangelio o de la Biblia, realmente no es así. La Reforma no fue un debate sobre todo, sino sobre algunas cosas importantes. Es importante contextualizar la Reforma y lo que afirmaban en aquel entonces.

Segundo, si protestantes y católicos quieren “hacer las paces”, los dos tienen que reconocer que las diferencias no tienen que ver con cosas superficiales, sino con la interpretación correcta de ciertos artículos del mismo evangelio. Brevemente, se nota que las solas se agrupan en el medio del Credo y tienen que ver con la obra y ministerio de Cristo y la naturaleza y papel de la Iglesia. Aquí es dónde debemos enfocar nuestra atención.

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