El día 26 de diciembre de 1524, Martín Bucero publicó una obra llamada Grund und Ursach (Fundamento y razón), en la que explicó al Duque Federico, el conde de Palatina, cómo y por qué los pastores habían cambiado la liturgia en Estrasburgo. Esa obra, una de las primeras sobre la liturgia protestante, llegó a ser posiblemente la más influyente de todas: es en Estrasburgo donde Juan Calvino aprendió la liturgia protestante y que tanto influyó en su propia liturgia en Ginebra, y desde Ginebra, llegó a todas partes del mundo reformado.
Cuando se reúne los domingos toda la congregación, el ministro les amonesta a confesar sus pecados, a pedir perdón, y hace confesión a Dios en nombre de la congregación y declara la absolución de pecados a los fieles; después de eso, la congregación entera canta algunos salmos cortos o una canción de alabanza. Después de eso, el ministro ora una oración corta, lee algunas porciones de los escritos de los Apóstoles a la congregación y da una explicación muy breve de los mismos. Luego, la congregación canta los Diez mandamientos u otra cosa; después de esto, el pastor lee el Evangelio y predica el sermón. Después, la congregación canta los artículos de nuestra fe; luego el pastor ora por las autoridades y por toda la gente, y sobre todo por los que están congregados allí, para que aumente su fe y misericordia [y amor[2]] y la observancia de la memoria de la muerte de Cristo con utilidad. Luego les amonesta a aquellos que tienen pensado participar con él en la Cena del Señor: que lo deberían hacer en memoria de Cristo, que deberían morir a sus pecados, soportar su cruz de buena gana, amar a su prójimo en verdad y ser fortificados con fe; esto debe ocurrir cuando, con un corazón fiel, nos damos cuenta de la misericordia y bondad inmensurable que Cristo nos ha enseñado por sacrificar su cuerpo y sangre al Padre en la cruz por nosotros. Después de esta admonición, proclama el Evangelio acerca de la Cena del Señor como se describe en los tres evangelistas: Mateo 26:26–28, Marcos 14:22–24 y Lucas 22:19–20, igual que en Pablo, 1 Corintios 11:23–25.[3] A continuación, el pastor les distribuye el pan y la copa del Señor y él también participa del mismo. Luego la congregación canta de nuevo una canción de alabanza; después de eso, el ministro concluye la Cena del Señor con una oración breve, bendice a la gente y les permite irse en la paz del Señor. Esta es la manera y costumbre en la que ahora observamos la Cena del Señor solamente los domingos.
[2] Aquí parece que hay una variante textual. Solo está presente en la Deutsche Schriften de Martín Bucero.
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